Judíos contra la violencia – El Sur Acapulco suracapulco I Noticias Acapulco Guerrero

Humberto Musacchio Circula una carta firmada por prominentes judíos mexicanos, quienes, como cualquier persona consciente, condenan el ataque del grupo terrorista Jamás (Hamas) contra la población civil de Israel, crimen ocurrido hace cinco meses, en el cual fueron víctimas hombres, niños, mujeres y ancianos, unos asesinados o heridos y otros secuestrados. Lo anterior era esperable y resulta lógico que un grupo de judíos exprese su solidaridad con las víctimas de aquellos hechos. Lo destacable es que en la misma carta se manifiesten los firmantes por el inmediato cese al fuego y condenen sin rodeos la política de odio del gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu, que se expresa con la mayor violencia contra la población de Gaza, donde han muerto “más de 30 mil gazatíes, la mayoría niños y mujeres.” Como judíos mexicanos, agregan, “nos sumamos a los movimientos de protesta dentro de Israel, así como de comunidades judías en el mundo, que exigen el cese al fuego inmediato y el retorno de los rehenes a cambio de la liberación de prisioneros palestinos”. Terminan señalando que “es hora de cambiar la narrativa impuesta durante años por los extremistas dentro de Israel, así como por los grupos fundamentalistas islámicos –dinámicas recursivas de odio y sordera–, y alcanzar finalmente una solución pacífica y permanente al conflicto palestino-israelí”. Boris Viskin, Marcos Límenes, Claudio Lomnitz, Carolina Kerlow, Ilán Semo, Dana Rotberg, Ítala Schmelz, Paloma Woolrich, Berta Kolteniuk y Renata Schneider Glantz son algunos de los que signan la carta, quienes han decidido dar la cara al nunca ausente antisemitismo y a los radicales de la propia comunidad judía. El valiente y ejemplar gesto de esos firmantes constituye una oportuna respuesta al antijudaísmo de ciertos comentaristas “de izquierda”, quienes pretenden ignorar el origen legal y legítimo del Estado de Israel, gracias al acuerdo de participación de Palestina, región –que no país entonces– donde a fines de los años cuarenta había escasa población de origen árabe, la que vivía sometida al mufti de Jerusalén, un dictadorzuelo que fue aliado de la Alemania nazi. En 1947, en la ONU, con la abstención de México, se acordó la partición del territorio palestino con los votos de Estados Unidos y la URSS (el delegado soviético Andrei Gromyko dijo que el sionismo era “el movimiento de liberación nacional del pueblo judío”). Tras el acuerdo de la ONU, los judíos crearon el 14 de mayo de 1948 el Estado de Israel. Los palestinos no pudieron hacer lo mismo porque los gobiernos de Egipto y otros países árabes les ordenaron salir de los lugares que habitaban, pues se proponían, y así lo dijeron, “echar a los judíos al mar”. Pero los Estados agresores fueron derrotados y la mayoría de los palestinos se quedaron sin hogar y hasta hoy viven en Jordania, Siria, Saudiarabia y otros países árabes, la mayoría en condiciones deplorables. Jeques, emires, califas, reyezuelos y gobernantes de países sin democracia insistieron en su afán de expulsar a los judíos de su patria ancestral, y una y otra vez fracasaron. La Unión Soviética, que había votado por la partición palestina, en los años cincuenta se convirtió en aliado de Egipto y abandonó a Israel a su suerte, lo que aprovechó Estados Unidos para suprimir el embargo de armas que había dictado desde la fundación del Estado israelí y convertir a éste en su aliado. Son ya tres cuartos de siglo de conflicto, donde en uno y otro lado parecen imponerse los grupos fundamentalistas. El pueblo de Israel, por razones obvias, está preparado para la guerra y se ha convertido en una potencia nuclear, lo que ha dado gran preponderancia a los sectores de ultraderecha. Pero paralelamente, en los últimos años se ha venido fortaleciendo un movimiento pacifista que hoy pide que Netanyahu deje el poder para enjuiciarlo por sus múltiples crímenes. Nada hay semejante en los países árabes, donde los gobiernos impiden el surgimiento de una verdadera democracia. En 2002, Amos Oz escribió que “Israel debe abandonar la guerra en los territorios palestinos. Debe comenzar el fin de la ocupación y evacuar los asentamientos judíos”. Si con eso termina la yihad, agregó, “ambos bandos podrían sentarse a negociar la paz”. Ojalá.