Vicente Romo, brazo legendario; el Cy Young mexicano

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CIUDAD DE MÉXICO.

Tommy Lasorda dirigió a los dos mejores pitchers mexicanos y en el mismo equipo. Fernando Valenzuela y Vicente Romo fueron vecinos de casillero con Dodgers de Los Ángeles en la recta final de la temporada de 1982, una oportunidad en la que de inmediato lograron hacer equipo, tanto, que hasta el famoso manager fue víctima de una broma del par de brillantes lanzadores.

182 victorias consiguió tanto en la LMB como en la LMP

El Toro Valenzuela vivía momentos de gloria en plena Fernandomanía, la cual se había desatado un año antes. El Huevo Romo, a sus 39 años, había sido firmado luego de sus buenas actuaciones en la Liga Mexicana de Beisbol para regresar a Grandes Ligas con el entonces equipo campeón y que peleaba el título divisional con Bravos Atlanta.

Una vez, Fernando y yo, le robamos un pollo al estilo italiano que le habían llevado a Lasorda. Cuando entró vio los puros huesos que le habíamos dejado ¡cómo se enojó! Pedro Guerrero fue de mitotero y le dijo que habíamos sido nosotros… ¡hubieras visto el grito que se echó!”, recuerda entre risas El Huevo Romo sobre la travesura al famoso manager, quien murió el pasado 7 de enero.

El gordito (Lasorda) era muy buena onda, se llevaba muy bien con Fernando y conmigo. Nada más le gustaba estar jodiendo, con el perdón de la palabra. Le gustaba echar relajo con nosotros.

 Como manager era un gran motivador, nunca te dejaba solo”, agrega el exlanzador.

Romo fue testigo de la buena relación entre Valenzuela y Lasorda, por lo que descarta que fue quien acabó con el brazo del Toro.  

Lo que pasa es que Fernando no se quería salir de los juegos. Lasorda lo quería sacar, pero Fernando le decía: ‘yo no me salgo, si no, no te vuelvo a pitchear’. Se llevaban muy bien. Él no quería salirse, eso me lo platicaba Fernando a mí. Se portó muy bien conmigo el Toro Valenzuela en ese tiempo. Nos íbamos a comer después de los juegos y a echar un traguito”.

 Romo había regresado a la Gran Carpa por recomendación de Mike Brito, quien cuando le gerencia de los Dodgers le preguntó sobre un lanzador mexicano que pudieran firmar para la recta final no dudó en  responder: “Ahí está el Huevo”

El diestro estaba  a unos meses de cumplir 40 años, pero su marca invicta de siete victorias con Azules de Coatzacoalcos lo respaldaba.

El originario de Santa Rosalía, Baja California, no tardó en demostrar el buen momento por el que atravesaba.

     El 28 de mayo hizo su reaparición en la Gran Carpa y en sus primeras tres salidas no aceptó carrera. Luego logró un salvamento y así se fue ganando la oportunidad de abrir juegos.

El mejor momento lo vivió en un partido frente a Expos de Montreal al blanquearlo en siete entradas de labor y llevarse lo que sería su última victoria en Grandes Ligas.

Me estaba yendo bien hasta que me tronó la rodilla en un juego en San Francisco. Ése fue mi último partido en Grandes Ligas (27 de julio de 1982).

Ese año Dodgers era el campeón y estaba peleando el título divisional. Llegamos al último juego de la temporada empatados con Bravos de Atlanta, pero ellos ganaron y nosotros perdimos, ahí se escribió la historia.

Durante la pretemporada de ese 1982 también me había ido a probar con Cardenales de San Luis. Me fue muy bien, en 16 entradas no acepté carrera durante, Keith Hernández me decía que seguro me iba a quedar. Pero un día me llamó el manager Whitey Herzog y me dijo que había hecho un excelente trabajo, pero que no me iba a quedar porque tenían a un pitcher lesionado que debían mantener, me trataron muy bien. ¡Era un equipazo! tenían a Joaquín Andújar. Ese año Cardenales fue el campeón”.

Previo a la temporada de 1983, ya recuperado de la rodilla y a unas semanas de cumplir 40 años, seguía vigente en el beisbol y entonces los Angelinos de Anaheim lo probaron durante la pretemporada.      

Todavía me invitaron los Angelinos y estaba pitchenado muy bien, pero no me dejaron en el equipo. Fue mi último intento en las Grandes Ligas”.

En su regreso con los Dodgers en 1982, Vicente Romo pudo coincidir con su hermano Enrique, pitcher de los Piratas de Pittsburgh. Al centro, Willie Stargell, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown.

UNA FIRMA PECULIAR

La familia Romo se mudó a Guaymas, Sonora, cuando Vicente tenía nueve años. Fue en la ciudad sonorense donde, junto a su hermano menor Enrique, comenzaron a practicar beisbol.

8 temporadas jugó en Grandes Ligas con cinco equipos

Vicente inició como tercera base, pero un día que les faltó el pitcher subió a la loma y desde entonces mostró que esa era su posición.

El cubano Corito Varona, quien trabajaba como buscador de talentos de Tigres de México, lo vio lanzar y de inmediato buscó contratarlo.

Me firmó por un plato de camarones empanizados. Eran otros tiempos en los que no se pagaba  el dinero que se paga ahora, yo lo que quería era jugar beisbol”.

Los Indios de Cleveland compraron a los Tigres de México el contrato de Vicente Romo, quien entonces tenía 21 años y luego de sumar 28  victorias en sus dos primeras temporadas en la Liga Mexicana.

Jugó un año en Triple y luego fue opcionado a Tigres para la temporada de 1966 en la que tuvo marca de 17-7.

Regresó a la filial principal de Cleveland en Portland y luego los Dodgers lo tomaron en el Draft de la Regla 5 y lo debutaron en la temporada de 1968 aunque sólo lanzó una entrada el 11 de abril, un día antes de cumplir 25 años.

Con Dodgers estuve 29 días, si llegaba al 30 me tenían que incluir en el roster, así es que me pusieron en lista de reserva”.

Dodgers mandó de vuelta Romo con Cleveland, equipo que lo envió a Triple A, pero Romo se negaba a reportar.

Yo ya había mostrado que podía lanzar en Grandes Ligas. Entonces fue Preston Gómez, quien habló fuerte conmigo y me hizo ver que era lo mejor ir a Triple A. Me dijo que yo pronto estaría de vuelta en Grandes Ligas y ese mismo me llamaron para jugar con Cleveland”.

Su primera temporada con Indios fue destacada al terminar con récord de 5-3, 1.60 en carreras limpias y 12 salvamentos.

Me encontré con otros latinos como Luis Tiant y me sentí muy bien el equipo”.

Romo apenas se iba adapatando, cuando fue cambiado a Boston, en donde estuvo dos años para pasar a Medias Blancas y luego de otro par  de temporadas, jugó dos más con Padres de San Diego.

Regresó para jugar siete años en la Liga Mexicana y luego llegó la experiencia con Dodgers en 1982.

En total, tuvo marca de 32-33 con 3.36 en carreras limpias, mientras que ponchó a 416 bateadores.

No sé qué era lo que pasaba, no me dieron la oportunidad que yo hubiera querido porque el racismo antes estaba muy duro con los latinos.  Los gringos casi no le hablaban a uno porque querían que le fuera mal a uno y nosotros como latinos nos defendíamos. En todos los equipos había mucho racismo.

El idioma nunca le tomé en cuenta, yo quería pitchear y pitchear pero sí era necesario para entenderte mejor con el catcher. No tuve problema con el inglés, malo, pero lo hablaba”.

El pasado 5 de enero de enero se cumplieron 50 años del primer juego perfecto en la Liga de Mexicana del Pacífico el que cual fue completado por Vicente Romo con Yaquis de Ciudad Obregón ante el local Guaymas.

Era un partido que se jugó al mediodía y hacía mucho frío. pero yo estaba joven y eso no me importó. Fue en la séptima entrada que me enteré que iba perfecto, pero no hice mucho caso. Hubo una jugada en la que Pancho García salvó el perfecto en el jardín izquierdo con una atrapada de cordón de zapatos”.

Vicente Romo es el máximo ganador en la LMP con 182 victorias, es también líder histórico en ponches con 2,038 y carreras limpias con 2.38. Se le conoce como el Cy Young mexicano ya que el premio que se entrega al mejor pitcher del circuito lleva su nombre.

12 Series del Caribe en las que tomó parte, campeón en 1976

Curiosamente en la liga de verano también logró 182 victorias y lanzó hasta los 43 años.

-¿Quién ha sido el mejor pitcher mexicano?

Pues unos dicen que Valenzuela otros dicen que yo…. no lo sé. Tal vez podemos decir que Fernando Valenzuela es el mejor zurdo y Vicente Romo el mejor derecho. Es un honor para mí que me reconozcan”.   

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