Reflexiones sobre la democracia y los partidos políticos en México

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Enrique de la Madrid

OPINIÓN 15/10/2020   00:15    ACTUALIZADA  00:16 

    

Enrique de la Madrid

PERFIL 

Reflexiones sobre la democracia y los partidos políticos en México

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Debemos de reconocer que la democracia no pasa por su mejor momento y que enfrenta serios problemas. En México y alrededor del mundo, vivimos una decepción generalizada respecto a los gobiernos que de ella emanan y a sus arreglos para la convivencia social. En el Latinobarómetro de 2018, se registró un apoyo a la democracia de 48% en comparación con el 61% registrado en el 2010. Sin embargo y a pesar de sus defectos, Winston Churchill decía que es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás.

El año electoral ha comenzado en México, con miras a las próximas elecciones del 6 de junio de 2021 en las que se elegirán, a nivel federal, 300 diputados por el principio de mayoría relativa y 200 más por representación proporcional. A nivel local y municipal, tendrán lugar elecciones para 15 gubernaturas, 30 congresos locales y 1926 ayuntamientos de 30 entidades federativas, incluyendo los de la Ciudad de México. Serán los comicios más grandes y complejos de nuestra historia.

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Con ese motivo y con el objeto de contribuir al fortalecimiento de nuestra democracia, es que quiero compartir las siguientes reflexiones.

Para muchas personas, los resultados de la democracia han sido claramente insuficientes y yo identifico, cuando menos, las siguientes razones:

1. No resuelve todos los problemas de las sociedades.

Esto ocurre porque queremos resolver problemas globales como si sólo fueran problemas locales. Los bajos salarios, el narcotráfico, la migración y el cambio climático son ejemplos de ello. Los salarios no han aumentado como se esperaba, a pesar del aumento en la productividad. Esto se debe, no únicamente pero sí en gran medida, a la entrada de China a la economía mundial y la consecuente sobreoferta de mano de obra poco calificada, que pone un límite al aumento de los salarios de ese nivel en el mundo entero.

El narcotráfico es también un fenómeno mundial, con redes integradas en distintas partes del mundo, y dado el enorme nivel de consumo de drogas y las elevadas cantidades de dinero que esto genera, ningún Estado puede resolverlo por sí mismo, sin un acuerdo a nivel internacional.

En el caso de la migración, por más que gobiernos nacionales amenazan con cerrar sus fronteras o construir muros, el problema estriba en la creciente desigualdad y en la mala calidad de vida de millones de personas que emigran buscando mejores oportunidades para ellos y para sus seres queridos. Es el caso de muchos habitantes del África subsahariana, en donde están sufriendo los estragos del cambio climático y donde sus suelos se han vuelto inservibles para la agricultura.

En resumen respecto a este primer punto, en las campañas políticas se promete poder resolver estos problemas con acciones inadecuadas, y dado los resultados insatisfactorios ante propuestas inviables, las sociedades culpan a los gobiernos y en consecuencia a la democracia por ineficaz.

2. La democracia es cara.

Las instituciones creadas para la organización de las elecciones, los comicios en sí mismos y los partidos políticos nos cuestan mucho dinero. También cuestan mucho dinero las instituciones democráticas que de ella emanan, como el  Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y la ciudadanía no siempre percibe, en todos los casos, cuáles son sus beneficios. Los escándalos de corrupción alrededor de las elecciones y del ejercicio del poder, desacreditan ante la población la legitimidad de la democracia y generan desesperanza y apatía de la ciudadanía frente al sistema de partidos y la clase política.

3. Concurso de ideas irresponsables.

Toda vez que las campañas políticas se tratan de ganarse el apoyo de la gente (y con ello sus votos), éstas se han vuelto, en muchos casos, un concurso de propuestas simples, a veces incluso simplonas, que no son pertinentes para atender los problemas que enfrentamos como sociedad, pero que suelen ser atractivas para ganar adeptos. Los contrincantes se sienten obligados a competir con otras ideas más atractivas, a veces más simplonas, con el riesgo de perder adeptos en caso de no llevarlas a cabo. Es así que nos alejamos de la discusión de los problemas reales que enfrenta la sociedad y del planteamiento de propuestas útiles y viables.

4. Se presta a la manipulación de las emociones.

Los seres humanos nos describimos como seres racionales, pero en realidad somos sumamente emocionales. La gran mayoría de nuestras decisiones son instintivas; reaccionamos y no anticipamos. Decidimos con base en nuestro estado de ánimo, con base en nuestras emociones y sentimientos. Y es aquí donde muchos aprovechan y saben manipular esas emociones para, a partir de ellas, lograr la adhesión de amplios sectores de la población. La política es cada vez más un tema de manejo de emociones, que una competencia de ideas y de planteamientos para resolver los verdaderos problemas de la sociedad. Este fenómeno se ha acentuado con la llegada de las redes sociales, y ahí se encuentra uno de los más grandes riesgos de la democracia de nuestros días.

Sin embargo, a pesar de las múltiples insuficiencias que señalo, la democracia sigue siendo, a mi juicio, el mejor medio para darnos el sistema político, económico, social y cultural que queremos los mexicanos.

Es a través del proceso electoral que escogemos a los gobiernos e integrantes de los poderes a nivel federal, estatal y municipal. Y es también el mejor sistema para proteger a los ciudadanos contra los excesos del Estado y del poder.

La democracia es mucho más que las elecciones. Es en realidad una forma de vida en la que se busca el progreso, la prosperidad y la felicidad del pueblo, en un ambiente de paz y libertad.

En la democracia tiene que haber progreso, avance y generación de riqueza que se distribuya de una forma justa e incluyente; y donde se promuevan y respeten los derechos humanos, las minorías, la pluralidad de una sociedad tan diversa como la nuestra, la libertad de pensamiento y de expresión, y la tolerancia y el respeto a las diferencias.

En democracia se debe buscar el consenso y en su defecto el mandato de las mayorías, pero con pleno respeto a las minorías.

Y aunque la búsqueda de consensos lleva tiempo y por eso el avance pudiera parecer más lento, en democracia se avanza mucho más porque los riesgos de los retrocesos abruptos, propios de los regímenes autoritarios, son mucho menores.

Es por ello que cuidar y enriquecer nuestra democracia debe ser tarea de todos. Las instituciones no se cuidan solas, las tenemos que proteger los ciudadanos para que ellas, a su vez, nos puedan proteger a nosotros.

Para defender la democracia en estos tiempos, es fundamental el papel de los partidos y de los ciudadanos, y por ello les pido lo siguiente.

A los partidos políticos:

1. Hacer propuestas ambiciosas pero viables para enfrentar los principales problemas que afectan a nuestro país. Por supuesto tomando en cuenta el contexto mundial y la economía digital en la que ahora nos desenvolvemos. Propuestas para hacer frente a las necesidades de educación, salud, seguridad y justicia, vivienda, movilidad, empleo, alimentación, cuidado del medio ambiente y esparcimiento. Propuestas que hagan frente a los rezagos acumulados pero que a su vez nos permitan aprovechar nuestras ventajas comparativas.

2. Seleccionar a las mejores mujeres y a los mejores hombres en los distintos cargos de elección para gobernadores, alcaldes, diputados federales y locales, y demás autoridades municipales. Personas honestas y capaces, que cumplan con el perfil para las distintas posiciones que se postulan. No hay falta de talento y honorabilidad en México, por lo que no nos debemos de conformar con menos.

3. Darle estricto seguimiento al desempeño de las personas electas de su partido para que en caso de haber insuficiencias o desvíos, ser los primeros en denunciarlos y llamarlos a cuentas.

A los ciudadanos:

1. Evitar la desesperación y el cinismo, pensando que no hay nada que hacer para mejorar la situación actual. Nuestra participación es esencial, ahora más que nunca.

2. Informarnos sobre los principales problemas de nuestra comunidad, ciudad, municipio o estado, así como de los grandes problemas nacionales y cuáles son las alternativas de los distintos partidos y candidatos.

3. Estudiemos el perfil de las distintas posiciones por las que vamos a votar y analicemos cuáles son las mejores alternativas dada su preparación, experiencia, honorabilidad y desempeño. Si escogemos a la mejor o al mejor, nos darán los mejores resultados.

4. Votemos. En la democracia electoral, todo se resuelve en unas cuantas horas. Hagamos un compromiso con el país para salir a votar de manera copiosa en las siguientes elecciones, porque es lo correcto, porque es la manera de honrar a quienes dieron la vida en el pasado para que nosotros podamos hoy gozar de ese derecho, y porque es lo que más nos conviene para alcanzar un futuro próspero, incluyente y justo para todos los mexicanos.

México nos necesita y nosotros necesitamos un mejor México.

Fuente:https://www.eluniversal.com.mx/opinion/enrique-de-la-madrid/reflexiones-sobre-la-democracia-y-los-partidos-politicos-en-mexico

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